Señor Director:
Magdalena Vergara publicó en este medio una columna titulada “Actitudes no republicanas”, en la que reprocha al Partido Republicano no haber sido parte del acuerdo político que pone las bases de un proceso que intentará, por segunda vez, redactar una Constitución para Chile. Sobre esta columna, considero pertinente responder algunos argumentos de fondo, que explican de mejor manera las razones por las que, a mi juicio, el partido no quiso ser parte de este acuerdo político.
El Partido Republicano ha sido consistente en señalar que dado el fracasado proceso de la Convención Constitucional y la grave crisis social y económica que atraviesa el país, la política y sus dirigentes debían adoptar un claro giro de timón. Ello implicaba, entre otras cosas, disminuir de manera significativa las incertidumbres y costos asociados a un cambio constitucional.
Para alcanzar dicho resultado, el partido propuso, y todavía considera deseable, que la cuestión constitucional sea discutida en y por el órgano que detenta dicha potestad y que fue elegido para dichos efectos como es el Congreso Nacional. ¿Es esto poco republicano? En absoluto. ¿Lo es restarse del acuerdo por considerar que se está repitiendo un grave error? Tampoco.
Por otra parte, cabe agregar que el Partido Republicano decidió no ser parte del referido acuerdo constitucional cuando el resto de los partidos sólo ofrecía una fórmula que, en lo sustancial, significaba repetir el penoso proceso de la Convención Constitucional. Los Republicanos, en tal sentido, fueron entonces una de las pocas voces que resaltaron la necesidad de que este nuevo proceso de reforma constitucional fuese distinto al anterior, todo ello para que llegase a buen término.
Me parece que si el Partido Republicano no hubiese sido consistente en este aspecto, Chile Vamos hubiese sido aún más incauto de lo que fue para, en definitiva, contribuir a que se repitan los errores de la fracasada Convención Constitucional.
Por último, respecto al reproche de la posición que habría tomado el Partido Republicano de no pactar con el Partido Comunista, me parece que debe separarse el fondo de la forma concreta de la declaración de uno u otro personero. En cuanto al fondo, creo que es ortodoxo y deseable que los partidos evalúen las condiciones en las cuales se es o no parte de acuerdos, y contemplen los riesgos que ellos pueden traer para el país. Más aún en uno tan significativo como un acuerdo constitucional. En este sentido, no puede sino ser relevante considerar que hoy gobierna el país una coalición integrada por el Partido Comunista, en buena medida gracias a los frutos que le trajo el apoyo sistemático a la desestabilización violenta de las bases republicanas de nuestro país.
María Jesús Wulf, Socióloga movimiento AR (Acción Republicana)